miércoles, 5 de mayo de 2021

Un poema para el despertar


 

Ya es hora, ya.
por fin es hora.

Ya es hora de que la luz
entorne sus párpados
y nos manche de carmín terroso.

Es hora de mirar
directamente hacia las nubes
es hora de andar hasta quedarse sin aliento
es hora de respirar es hora de suspirar, es hora de completar.

Hemos esperado tanto este momento.
Aunque este momento quede
perpetuamente en suspenso.


Es hora de decirnos
que es inútil seguir aguardando
pero al menos hay algo que sabemos con certeza:
que aquí estamos, en cuerpo, sin escaparnos.


Quiero emborracharme de mis propios pasos.
descuajeringnando brújulas
aplastando el corazón que palpita en la batería
de todos los aparatos.


Es hora de andar, de andar, de andar sin más
es hora de alzar la voz
es hora de articular la voz
es hora de huir, es hora de correr,
es hora de volver,
es hora de adentrarse en el bosque
es hora de desaparecer
es hora de decir basta
es hora de decir sí,
ya,
es hora de perderse en el atardecer
buscar el camino más alto
buscar lo difícil
es hora de sudar
hora de emprender un riesgo
mínimo, ínfimo, tal vez ridículo
pero riesgo al fin y al cabo
es hora de maquillar las dudas
hora de subrayar las anisas
de prohibirse enternecerse
con todo aquello que un día nos hizo llorar
es hora de romper las hogueras
de maldecir los espejos
de agarrarse con las uñas
al otro lado de nuestro reflejo
es hora de gritar basta, de gritar no,
es hora de hacerse joven
tan joven como nuestras esperanzas antiguas
minúsculas
es hora de regresar al silencio, a la nada,
de bajar las guardias, las banderas
es hora de decirse que ya no es hora
es hora de decir que a quién le importa la hora.

Es hora es deshora, qué más da lo que es,
pero aquí estamos.

Es hora de levar las anclas, de arrancar el timón
es hora de murmurar te quiero, es hora del silencio,
es hora de romper las listas de rencores, hora de reiniciar, hora de tirar los bártulos de nuestra memoria,
porque ahora es hora
de tanto
es hora de atreverse a nuevos caminos, es hora de meterse bajo las alcantarillas,
bajo los puentes, las autopistas,
es hora de apreciar lo feo, de rascar los piojos del cansancio,
es hora de la risa, porque hoy es hoy sin lugar a dudas
porque hoy se abren las grietas las grietas de los ojos, de la piel
porque hoy queremos cánticos, queremos ser uno con el pájaro, ser uno con los gusanos,
ser uno con los niños de los barrenderos, con los perros de las peluqueros,
queremos ser uno con los coches destartalados, con los motoristas que encontramos por caminos deshabitados, y no tenemos miedo
ni siquiera tenemos miedo al desvarío

Hoy es el día y es la hora y es el mes y el minuto
donde Laura ha venido a nuestro encuentro
o donde más bien Laura nos ha asegurado
que nunca vendrá a nuestro encuentro
que qué narices estamos esperando
el día y la hora y el mes y el año
en que supimos que no había que esperar
nunca y definitivamente
y aquí se abría
la hendidura infinita
una pura

crisálida.


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