lunes, 22 de octubre de 2018

The second time around


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No me suelo dedicar aquí a contar sueños. Un sueño suele interesar solo a su propio dueño. Sin embargo el sueño de hoy me ha ido acompañando todo el día,  hasta que finalmente lo he entendido, y creo que de él se puede extrar alguna reflexión que interesara a un hipotético lector.

Trataba sobre mi hija pequeña. Es un ser tan desconcertante como vivaz. Nunca sabes si te comerá a besos o te echará de su lado. Si deseará bailar o que la abraces sin límite. Si será feliz por ir a una fiesta o te gritará a cajas destempladas que quiere volver a casa. Puede ser independiente y salvaje  o dulce como koala.

Bien, pues en el sueño íbamos toda la familia con ella y llegábamos a una piscina gigantesca.  Nos salían a recibir unas mujeres joviales, y saludaban con especial interés a Emma, a ella, la pequeña de la casa, y le decían que si quería podía adentrarse ya allí que había muchos espacios para jugar. Ella se iba de su mano, contenta, y yo pensaba, esta niña está creciendo, mírala qué independiente y segura. Y secretamente agradecía no tener que estar pendiente de ella y de sus caprichos un rato. Pero ella nunca volvía. Y después acabábamos sabiendo que se había adentrado en una secta muy peligrosa de la que es muy difícil emerger. Había toda una ciudad oculta donde captan a los seres que les interesan desde muy pequeños y los retienen para sus fines. De golpe yo pasaba de la tranquilidad y el desapego al pánico y al más feroz de los amores. Recordaba su fino pelo con una nostalgia insoportable, y pensaba que daría lo que fuera por rozar sus cabellos. Pensaba en sus ojos llenos de vida y en su expresión despierta, de la que sabe siempre más que quien la mira. Empecé a sospechar que querían de ella su energía imbatible, su determinación, su inteligencia. Y empezaba a echarla de menos terriblemente y a saber con certeza qué es todo lo que admiro en ella. De golpe me volvía una madre combativa y terrible. Perseguía a las responsables directas e indirectas de la secta. Les gritaba con una voz que no me había oído nunca, de osa de las cavernas. Convocaba a todos los amigos y familia delante de la entrada de aquel lugar para defender mi causa. Pero al final mi madre misma llegaba a decir algo que me consolaba y me hacía vislumbrar por fin la esperanza: "Emma es una gata. No se va a conformar con quedarse ahí si no le gusta. Les morderá. Les arañará. Tendrán que dejarla libre o les va a volver locos." Yo sonreí y supe que tenía razón.

Después de todo el día con una sutil sensación de angustia como sordina de fondo, por más que supiera que solo era un sueño, poco a poco he ido entendiendo. La angustia no era solo porque no volviera. Era porque yo en algún momento había deseado que se fuera, que me dejara tranquila. Y no había entendido cuánto me importaba hasta que no estaba. Todo el día he admirado sus ojos inescrutables, su movimiento impredecible, su baile, su alegre locura cotidiana, hasta sus rabietas.

Y me ha dado por pensar que el segundo hijo es como el segundo amor de tu vida. Ya no tienes una expectativa tan gigantesca . Ya no tienes ideas previas sobre lo que tiene que ser, sobre lo que quieres que sea. Solo tienes claro lo que no quieres que sea: no quieres dudas, preocupaciones. Simplemente sientes por intuición cuando todo va bien, cuando la vida fluye. Y con el segundo amor, el segundo hijo, todo va tan rápido que no tienes tiempo para detenerte a pensar, para detenerte a admirar. Te dejas llevar, para qué quieres más, vas hacia donde sabes que quieres ir. Pero un día te das cuenta de que la primera vez saboreabas más las ocasiones, te detenías más. Y sabes que esta segunda vez es igual de maravillosa aunque no te detengas tanto para pensarlo. Y de pronto sientes que todo está yendo demasiado rápido y que un día este amor se puede perder por entre el mundo, por entre el paso del tiempo. Y solo entonces te das cuenta de los rasgos inigualables de este ser, de la fuerza insobornable de este amor que te gobierna. Y te paras y admiras y luego dices que adelante, que quieres que todo siga adelante, como este ser te enseña, que los días sigan adelante como eterna danza. Pero sin dejar nunca de acariciar ese mechón de pelo, mirar esos ojos tal como son ahora e intentar aprehenderlos para siempre.


Love is lovelier the second time around
Just as wonderful with both feet on the ground
It's that second time you hear your love song sung
Makes you think perhaps that love, like youth, is wasted on the young
Love's more comfortable the second time you fall
Like a friendly home the second time you call
Who can say what brought us to this miracle we've found?
There are those who'll bet love comes but once, and yet
I'm oh, so glad we met the second time around
Who can say what brought us to this miracle we've found?
There are those who'll bet love comes but once, and yet
I'm oh, so glad we met the second time around

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