“Quién quiere ser madre” (Alfaguara) es una novela que se
lee con fluidez y cuyo ritmo atrapa desde el principio. En ella se relata el
deseo de ser madre por parte de una mujer que roza ya la cuarentena, y las
dificultades que va encontrando, bien por su situación sentimental, bien por
los obstáculos biológicos. A través de un yo confesional, sumado a la ironía,
la hipérbole y la acumulación de detalles, se narra con humor la odisea sembrada
de minas por la que debe transitar la que desea culminar su deseo pese a todo. La
persona que haya conocido una experiencia similar en primera persona o como
testigo va a devorar la novela; también quien haya vivido ese miedo a no poder
ser madre, un miedo que puede ser paralizante. Tal vez la historia no sea de
alcance universal, y el estilo de la novela no va a depararnos una huella
imborrable en sí mismo, pues más bien ejerce de vehículo que nos conduce en
volandas a través de la trama. Ahora bien, la novela manifiesta el logro de una
feliz naturalidad. Y, sobre todo, lo más interesante de “Quién quiere ser
madre” es la lectura doblemente política que subyace: por un lado, la expresión
de la validez del deseo tanto de ser madre como de no serlo; esto es, el
acercamiento a una mujer que toma las riendas de sus decisiones sin limitarse a
seguir las inercias; por otro lado, y más interesante todavía, la
interpretación crítica de esa coincidencia fatal entre el momento de anhelo de
la maternidad con el inicio del declive reproductivo, para muchas mujeres
actuales. Nanclares apunta cómo no puede tratarse de un fenómeno casual, sino
que de algún modo la sociedad empuja a las mujeres, bajo un supuesto discurso
feminista, a postergar todo lo posible la maternidad, mientras gastan sus
“mejores años” formando parte activa del engranaje laboral. De modo que la
mujer que ha ido postergando la maternidad aun deseándola, priorizando siempre
otras metas, hasta que le alcanza la angustia del reloj biológico, puede
sentirse estafada, al darse cuenta de que su posible embarazo acaba entrando en
el ámbito del mismo mercado que ha secuestrado su biología, y que le ofrece
todo tipo de ayudas a la reproducción, terapias alimentarias, etcétera, a
cambio de cuantiosas sumas de dinero. Nanclares ha sabido, en fin, desanudar
con valentía un tema controvertido y apuntar un punto de fuga por donde puede
construirse la mujer contemporánea, más allá del miedo.
Esta reseña se publicó en el Heraldo el pasado jueves 18 de Mayo de 2017