domingo, 15 de enero de 2017

Unas cuantas lecturas para el cambio de año

Hace días que pensaba hacer un montón de entradas por cada una de las lecturas que voy realizando y que me resultan interesantes. Pero luego la vida se me lleva, las mañanas con sus trajines y sus paseos, las tardes con sus labores domésticas, sus juegos y sus retos a través de la pantalla, y los intersticios que quedan acaban siendo para nuevas escrituras o lecturas.

Sin embargo, necesito este tiempo de reposo, de recuperar lo leído. Tal vez lo que yo escriba en este blog no interese a nadie, quién soy yo para que lo que yo lea a alguien motive, hay tantas indicaciones de lo que leer, lo que ver, lo que pensar, cuando lo que falta es tiempo para emprender y digerir las propias lecturas y pensamientos.

En fin, sea como fuere, necesito retomar lo leído y darle un lugar, ordenarlo en este espacio tan privado como público. Si alguien quiere tomar esta botella al mar virtual y compartir opiniones o comentarlas, bienvenido sea. Pero la necesidad de hacerlo y ocupar un lugar  habrá sido para mí motivación suficiente. Y decido hacer un "batiburrillo" en esta misma entrada antes que esperar hasta el infinito a tener el tiempo necesario para dedicar una entrada a cada lectura.

  • "Joyce y las gallinas" de Anna Ballbona (Anagrama)
Una propuesta de literatura actual muy interesante, donde el yo narrador oscila entre lo irónico, la más estricta contemporaneidad, y las fuentes de la modernidad más rabiosa (el referente a Joyce y su parodia resulta de lo más atractivo). Al final, la rebelión gallinácea y artística de la protagonista, tan ridícula como sublime, consigue llevarnos a un lugar propio. Y la novela de formación se transforma en una realidad poliédrica tan divertida como sugestiva.
  • "Los detectives salvajes" de Roberto Bolaño (Anagrama)
El gran clásico contemporáneo de Bolaño todavía no había caído a mis manos, o no había caído en buen momento. Reconozco que tiene su dificultad esta difuminación de caminos, esta novela que comienza al modo clásico en primera persona para relatar una experiencia de aprendizaje en el mundo literario, para luego disiparse en mil documentos por parte de mil personajes vivos en diferentes momentos del siglo XX. No siempre la he leído con el mismo agrado. Pero leer "Los detectives salvajes" me ha hecho recordar cuando yo también fui poeta de veinte años que vagaba a la zaga de ideas, de instantes, y donde la vivencia de la poesía se concretaba en tantos conciliábulos con iguales en las noches de Barcelona. La figura de Cesárea Tinajero, que se evoca con nostalgia e idealismo, la imagen de una gran Madre Poesía que pudiera acogerlos a todos, queda difuminada en el espacio. Y yo me pregunto si es casualidad o no que terminara de leer este libro a la vez que recibí como regalo el libro de poesía "minuscularidades", de Emilia Conejo, nombre de fonética que me sugiere sin remedio el de "Cesárea Tinajero".

  • "Las pequeñas virtudes" de Natalia Ginzburg (Acantilado)
Una prueba viviente de que vale la pena seguir los consejos de libreros y críticos. "Las pequeñas virtudes" es un delicado tesoro. Una escritura sutil, apegada a los detalles, que ilumina con precisión la realidad observada y también las emociones propias y ajenas. Ginzburg nos evoca con igual claridad un amigo desaparecido que la nieve en los zapatos de su antigua localidad. Y además comunica con franqueza extraordinaria los consejos más efectivos que se puede dar a  un padre: que se ocupen de transmitir a sus hijos"las grandes virtudes": la generosidad, la valentía...  no las "pequeñas": el ahorro, la sensatez, el cálculo. Una obra para degustar en tardes de invierno.

  • "Intento de escapada" y "El instante de peligro" de Miguel Ángel Herández (Anagrama)
  • "Diario de Ithaca" de Miguel Ángel Herández (Newcastle ediciones)
Un gran descubrimiento. Una voz contemporánea que aúna de manera magistral el nervio de la ficción con la inteligencia del ensayo. Además, lo original de Hernández es que ofrece el punto de vista del estudioso en arte, por lo que cada obra corresponde a un planteamiento artístico límite y sus consecuencias. En paralelo, sus diarios de escritura consiguen sumergirnos en el deseo de escribir y leer y dejarse inundar por el arte. Otro día hablaré de él con más detenimiento.
 


  • "Kathleen" de Christopher Morley (Periférica) 
Una novela escrita en la época del cine mudo y que sorprende por su agilidad y su humor, al estilo de las comedias de Howard Hawks. El presupuesto es el siguiente: un grupo de amigos, estudiantes de
Oxford, encuentran una carta firmada por una tal Kathleen. Les seduce tanto la voz de esta muchacha, que deciden primero escribir entre todos una novela fabulando sobre ella y el destinatario de su carta. Y después deciden atreverse a conocerla y establecen para ello una suerte de competición para ver quién consigue acercarse más a ella que provocará un sinfín de enredos que nos harán sonreír.,
  • "Las amapolas de Irak", de Brigitte Findakly y Lewis Trondheim (Astiberri)
Escalofriante novela gráfica que nos transporta a las vivencias de la autora en su Irak natal y a las transformaciones vividas a lo largo de las últimas décadas. Irak se perfila como el paraíso perdido y a la vez como el lugar de los claroscuros, las sorpresas no gratas.
La familia que vive entre Irak y París irá observando las transformaciones del país con el paso de los años, pasando por Hussein y por el vendabal del Isis. Una aterradora lección de historia y antropología, desde imágenes y palabras que ilustran más allá de cualquier tópico. Desearemos haber conocido Irak mucho antes, y algún día tener la ocasión de verlo reconstruido.

En paralelo, he releído algunas obras de Enrique Vila-Matas, "Suicidios ejemplares", "El viajero más lento", "Hijos sin hijos", "Lejos de Veracruz" y "Extraña forma de vida", que me recuerdan cómo Vila-Matas fue construyendo su discurso literario en los años noventa a través de la provocación y de la excentricidad. (De esto ya hablaré también con más profundidad en otro lugar.)

Ya se sabe que la lista de libros por leer no se acaba nunca, y además constantemente se añaden a ella nuevas ideas azarosas o caprichosas...
Sin embargo en mi lista de próximas lecturas están:
  • Joan del Muro
  • Marta Orriols
  • Jenn Díaz
  • Elena Ferrante
Y tantos otros que hace tiempo codicio o bien que el viento de lo nuevo me propicia.
No sé vosotros, pero yo, cuando leo algo que me gusta y me dejo mecer por ello, me siento más renovada que saliendo de un balneario o una clase de Pilates.



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