lunes, 19 de octubre de 2015

El tiempo de calidad... o mejor el tiempo a secas.

Es algo que hace días me carcome y tengo necesidad de decir.

¿Cómo puede ser que nos hayan enredado tanto con lo del "tiempo de calidad", sobre todo en lo que atañe a la vida familiar?
A mí que no me digan que lo que importa no es no tener tiempo para tus hijos sino que el tiempo que se pase sea de calidad. Hombre, claro que si tienes solo una o dos horas para tu hijo al día, mejor que sean positivas y agradables que pasarlas a gritos y desplantes o con el mando de la tele siempre en la mano. Pero, ¿siginifica eso que sea mejor una o dos horas de juegos y charlas maravillosas que pasar la tarde entera con tu hijo, y compartir todos los momentos, los mediocres, los aburridos, los maravillosos?

Nos han sorbido el seso, supongo que para consolarnos de esta estructura social donde hay que producir todo lo posible y el hijo es el obstáculo, el impedimento a producir más, y entonces mejor hacerlo que produzca también en cuanto pueda, o produzcan con él, y pasar con él poco rato y que no resulte muy cansado, eso sí, ojito que es tiempo "de calidad".

Y, ¿a quién querrá más un niño? ¿A aquel que le atienda muchas horas al día y le acompañe? ¿O a aquel que le brinda un momento de gloria que pasa rápido como un espejismo? Está claro. Quizás nos queremos engañar y pensar que los niños son como nosotros los adultos, que se aburren fácilmente de lo rutinario, y prefieren lo inaudito, lo excesivo, lo fuera de lo habitual, como tal vez nosotros a veces nos decimos por lo bajini, que en nuestras relaciones daríamos la vida y las horas de rutina por un instante de deseo y espejismo total. Pero no. Los niños son mucho más claros que nosotros. Aman lo que vive con ellos. Lo que transita con ellos y va pasando fases.

Por otro lado, supongo que es más fácil atreverse a hablar de ello cuando se tiene tiempo. Tengo que decir que me siento muy afortunada de poder pasar mucho tiempo con mis hijas y verlas crecer, y que mi marido haga lo mismo.
Cuando acaba un día en el que he podido acompañar el mundo tras la mirada incisiva de Alicia, o la inédita de Emma que se descubre, siento que viajo con ellas en cada milésima de mirada, y que mi día ha sido grande, redondo, con volumen, color, sabor: un viaje más allá de todo.

1 comentario:

  1. hola! Totalmente de acuerdo. Lástima que no siempre sea posible. Aunque no venga mucho al caso, ayer precisamente vi un documental de un juez que explicaba que una de las pocas cosas buenas de la crisi es que al estar los padres en casa la delincuencia en menores ha descendido drásticamente. Da que pensar...
    Un besazo!!! Hasta pronto

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